-Quiero hacer algo importante -dijo Lucas Vázquez. Varios jugadores se miraron. Cuando alguien habla así en los penaltis hay que dejarlo en paz. "Que los tire todos", dijo uno.
En el vestuario coinciden: el penalti de Lucas Vázquez les hizo creer. Por tres razones que pusieron la moral a toda máquina. La primera, el gesto infantil de Vázquez hacer rodar la pelotita encima de un dedo como si fuese un globe trotters. "Algunos no podíamos ni caminar, otros ni siquiera mirar. Y ese cabrón va a tirar su penalti como un niño en un amistoso", comenta un jugador. La segunda razón para creer fue que disparó con la misma tranquilidad dejando la impresión de que Oblak no iba a tener su noche. Y sólo después, con el gol, liberó los nervios, se dirigió a la afición y se señaló el escudo del Madrid. "Lucas los puso como motos con ese gesto. La afición se volvió loca; era el primer penalti y ya parecíamos haber ganado", cuentan en el club.
