—Eres super puta.
—¿Qué?
—Perdón, es el autocorrector.
—Ah vale, ¿Qué decías?
—Eres súper puta.
—¡Has dicho lo mismo!
—No, le puse la tilde.
—¿Qué?
—Perdón, es el autocorrector.
—Ah vale, ¿Qué decías?
—Eres súper puta.
—¡Has dicho lo mismo!
—No, le puse la tilde.